Ni olvido ni perdón.

                                           

                                             Ni olvido ni perdón.

        Un año. Ha pasado un año desde que esa cosa cuadrada o rectangular que hay en todos (o casi todos; siempre hay unas poquísimas honrosas excepciones) los hogares, se transformara primero en miedo a la muerte y después en parte de guerra diario con unas instrucciones a modo de "tabla de salvación" que fueron cambiando, y multiplicándose su propaganda en distintos programas para programarnos, así como en la prensa escrita y la radio, herramientas de menor uso de la programación y sus modernas redes sociales de Internet éstas ya más usadas.

    A quienes no han conseguido convencer de que ellos, sus seres queridos y entorno social están todo el tiempo en peligro, les apuntan con varias amenazas para que vivan con el mismo estilo de vida que el resto. Amenazas en forma de fuerzas represoras, decretos sacados de la manga que curiosamente, contradicen comunicados más moderados o incluso comunicados en los que se dice la verdad, de quienes "tiran la piedra y esconden la mano", es decir, los Ministerios del Gobierno Tiránico Mundial, llamados OMS, ONU, los CDC de Estados Unidos...

   Entre quienes forman parte de esa minoría de cuerdos hay una mayoría silenciosa, con poca e incluso nula oposición a la distopía y una minoría más activa contra ese atropello.

    ¡Qué poco valemos; qué triste comprobar que tenemos la misma fuerza que las hojas arrastradas por el viento! ¡Pero yo no quiero ser una hoja si no una joven, astuta, fuerte y guerrera loba!

    La historia, sin embargo, se está repitiendo, y esto ya lo hemos vivido antes. La memoria es corta y las nuevas generaciones que no pasaron por aquello no tienen ni idea de que esta farsa se ha repetido a muy poca distancia de la anterior, con un intervalo de descanso de unos 20 años en los cuales hubo otras farsas y otros ensayos de menor magnitud que hablaban de gripes extraordinarias y campos de concentración en alguna zona puntual, como Sierra Leona, con la excusa de esa historia llamada "ébola"...

    Se trata del montaje VIH-SIDA cuya duración mediática fue de unos 20 años, aunque puede que unos 17 si empezamos a contar desde la famosa rueda de prensa en 1984, el cual, al no basar su fantasía en enfermedades del respiratorio, no abarcaba como potenciales víctimas de ese mediático virus al 100% de la población, quedando excluidas del "peligro" las personas célibes (religiosos y gente sin vida social por diversas causas), parejas casi célibes (sin aventuras amorosas previas ni infidelidades), gente que no se droga con jeringuillas compartidas (aunque sin compartirlas, esnifando, fumando o siendo alcohólicos también se coja debilidad o bajen las defensas), pacientes que no son hemofílicos o nunca han necesitado una transfusión (aunque la hemofilia sea problemática ya de por sí o la transfusión pueda serlo por alguna razón), niños cuyas madres no hubieran dado "positivo" en los nada fiables test...

     Y volvieron sus dos tipos de test fraudulentos, si bien ahora, la estrella de los mismos es la PCR y en aquel momento lo era el serológico llamado ELISA. 

   Y volvieron sus enfermos "sin síntomas" que en esa época se les llamaba "seropositivos" o "portadores de anticuerpos del VIH"(aunque fueran anticuerpos inespecíficos) diciéndose de ellos que algunos podían albergar al "monstruo" dentro de sus cuerpos muchos años sin que éste les hiciera ningún daño.

  Y volvieron los casos de histeria colectiva, que en esa etapa formaron parte del márketing, igual que hoy, como la "rebelión de Ariño",  una localidad de La Rioja en la que lograron que los etiquetados como "enfermos de SIDA" o "seropositivos" no pudieran ser pacientes del balneario o esos padres temerosos de que sus hijos se relacionaran con niños etiquetados porque sus madres dieron "positivo" en los mismos fraudulentos test de ahora, y se elevaron al cubo, hasta el punto de que actualmente, casi no merece la pena salir de casa a menos que se tengan 20 años...

   Y también volvieron los venenos que dan "calidad de vida" en forma de antivirales para "prevenir" o anunciándose para "asintomáticos" en la pantalla del tirano y sus demás miedos de difusión. Pero con el añadido extra de la vacuna, cuya obra y gracia consiste en poder volver a abrazar a los seres queridos y viajar en avión aunque también nos hayan contado que ancianos de ciento y pico años se han curado del terrible depredador y los muertos con la renovada etiqueta representen un porcentaje irrisorio, aparte de que no nos han ocultado, porque forma parte de un tipo de propaganda con un trasfondo muy perverso, que se corre peligro con esa inyección.

   Ni han querido esconder que no se hacen autopsias, que muchos ancianos han pasado terror, claustrofobia y sedación mortal. Ni olvido ni perdón.

   Como reflexión final, se debe concluir que el miedo a la enfermedad y a la muerte es una de las armas más eficaces de los sátrapas y una vez politizado, el culto satánico con más número de fieles independientemente de sus grados de ignorancia y fe, pues no todos esos creyentes son igual de inocentes.

  Hay que ver, todo lo que está cundiendo el simulacro de pandemia diseñado en octubre de 2019 en el Foro Económico de Davos de Nueva York... 

   "7.- Los gobiernos y el sector privado deberían asignar una mayor prioridad al desarrollo de métodos para combatir la información errónea y la desinformación antes de la próxima respuesta pandémica. 

Ya en este momento, el informe recomendaba que los gobiernos deberían asociarse con empresas tradicionales y de redes sociales para investigar y desarrollar enfoques ágiles para contrarrestar la desinformación.

Anunciaban que esto requerirá desarrollar la capacidad de inundar los medios con información rápida, precisa y consciente." SIN COMENTARIOS. La que está cayendo...